Si el PSOE siempre hubiera sostenido lo que defiende ahora, no existiría. El PSOE se fundó clandestinamente en Madrid, el 2 de mayo de 1879. Su fundación fue pues una contravención al sistema y una ilegalidad. Hubieron de pasar trece años, hasta 1910, para que pudiera presentarse a unas elecciones, en las que por cierto sólo salió elegido Pablo Iglesias. No fue hasta el 24 de febrero de 1918, tras la huelga general ilegal de 1917, que Iglesias, que obtuvo 27. 694 votos, estuvo acompañado por primera vez por otros socialistas: estaban todos condenados y en prisión. La candidatura estaba llena de presos. Julián Besteiro, Andrés Saborit, Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano e Indalecio Prieto, todos ellos encarcelados por ser miembros del comité de aquella huelga ilegal. Por tanto, el PSOE existe, y más aún: logró existir, porque hizo lo contrario de lo que sostiene ahora: actuó contra la legalidad, gracias a lo cual obtuvo su cambio.
Actitudes como éstas permitieron la legalización posterior de partidos socialistas, el derecho de huelga y la jornada de ocho horas.
Y este que todo progreso social ha sido hecho contra una ley. Todo derecho alcanzado – todo derecho del que hoy gozamos- se ha conseguido contraviniendo un orden (jurídico) que no lo concedía. Porque todo orden contiene cláusulas o dispositivos para que no se cambie.
Todo progreso social ha sido hecho contra una ley. Todo derecho alcanzado – todo derecho del que hoy gozamos- se ha conseguido contraviniendo un orden (jurídico) que no lo concedía. Todo orden contiene cláusulas o dispositivos para que no se cambie.
Hemos hablado de la jornada laboral de ocho horas. Pues bien, la jornada de ocho horas se consiguió en España actuando ilegalmente. También en la mayoría de los estados pioneros, pero centrémonos ahora en España. Fue con motivo de una huelga ilegal, la barcelonesa huelga de La Canadiense, y con detenciones, juicios y condenas. En efecto, en 1919, en Barcelona, tuvo lugar la conocida “Huelga de La Canadiense”, que duró de 44 días, contó con más de 100 000 participantes y que paralizó efectivamente la economía. En este punto el conflicto adquirió otros tintes, ya no era solo una lucha laboral, lo que estaba en juego era el reconocimiento de los sindicatos y el derecho de sindicación. El gobierno español tuvo que acabar aceptando las demandas de los trabajadores que incluían una jornada de ocho horas, el reconocimiento de los sindicatos y el reintegro de los trabajadores despedidos. El Conde de Romanones fue relevado del gobierno en abril de 1919 después de firmar el 3 de abril de 1919 el llamado «Decreto de la jornada de ocho horas». El 3 de abril fue aprobado el decreto y a partir del 1 de octubre de 1919 la jornada máxima total de trabajo fue de 8 horas al día y de 48 a la semana, convirtiendo a España en el segundo país europeo con jornadas de este tipo, tras la Unión Soviética.
Así podríamos seguir enunciando mil cosas que hoy son derechos. Ninguno de ellos lo era antes de serlo, si se nos permite el juego de palabras. Hubieron de ser conseguidos mediante luchas sociales contra la legalidad. De donde, la legalidad de hoy es producto de ilegalidades de ayer.
Lo propio cabe decir “La Transición” española. La Transición consistió en dictar leyes que eran ilegales, inconstitucionales, conforme al ordenamiento jurídico franquista, a las Leyes Fundamentales (Constitución) que lo regía, a los Principios Fundamentales del “Movimiento” que consagraban y que eran “inmutables”, Pues bien, se mutaron. Y se mutaron contraviniendo tales leyes. Se dice que se pasó de una legalidad a otra. Esto es cierto. Pero esto pasa siempre en todo cambio social. Lo que sucede es que esta “otra legalidad” es ilegal según la legalidad anterior. No les queda a Vds. duda de que si el Régimen anterior a 1977 hubiera tenido un Tribunal Constitucional como el que hay ahora, hubiera anulado todas las leyes de la Transición y hoy no habrá democracia (formal) en España.
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