AFEA
Cuando llegué a Egina, Afea, la diosa inmortal de la luz, estaba muerta.
Nunca pensé hallarte y ya encontrarte
con la tumba cubriéndote la cuna,
si antes que el sol estabas, y la luna,
y antes que hubiera luz en cualquier parte.
Qué deprisa han venido a sepultarte
los días que creaste y la fortuna:
eras más inmortal tú que ninguna
y alumbraste la luz para alumbrarte.
Toda la luz del mundo te aglutina,
toda la luz que hiciste y te recrea
te nombra y te convoca en la colina
donde yaces, ya muerta, eterna Afea,
donde estabas, en lo alto de tu Egina,
antes que el mundo y el mar que te rodea.
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